¿A dónde va la grasa que quemamos? El enigma que desconcierta a los expertos
Un médico australiano estudió el metabolismo en detalle y desafío a sus colegas a que respondan a esta elusiva pregunta.
Hace unos años, Ruben Meerman, un físico e investigador de la Escuela de Ciencias Biomoleculares de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, adelgazó de manera abrupta, y empezó a preguntarse qué es lo que había sucedido con sus kilos extra.
Después de especializarse en el tema, hace poco tiempo reunió a casi 150 especialistas en la salud y el deporte para que contestaran una pregunta que, al parecer, confunde hasta a los más expertos en la materia: ¿a dónde va la grasa que se pierde al realizar ejercicio?
Para participar del desafío, los médicos, nutricionistas y preparadores físicos que fueron parte del mismo debieron elegir entre tres opciones: la grasa se convierte en energía o calor; en músculo; o, por último, en dióxido de carbono y agua.
Frente a estas alternativas, 147 de los participantes se equivocaron al inclinarse por la primera opción, a lo que Meerman no tardó en responderles.
Según el investigador, la teoría más difundida acerca del funcionamiento del metabolismo va “en contra de la ley de la conservación de la materia, a la cual obedecen todas las reacciones químicas”.
De la misma manera, y de acuerdo a su propia explicación, la segunda opción que sugiere que la grasa quemada se convierte en músculo es “igual de imposible”.
La respuesta correcta es la tercera, y convierte a los pulmones en “el principal órgano excretor de la grasa”, y por ende en la clave para entender qué es lo que sucede cuando perdemos peso haciendo ejercicio.
“El agua que se forma puede ser expulsada a través de la orina, las heces, el sudor, el aliento u otros fluidos corporales”, explicaba en un artículo con el portal The Conversation. “Si pierdes 10 kilos de grasa, 8,4 kilos se expulsarán a través de los pulmones y los 1,6 kilos restantes se convertirán en agua”, agregaba.
Aunque la última opción que asegura que la grasa se evapora en el aire fue elegida por solamente tres de los participantes del desafío, Meerman es consciente que esta confusión respecto al metabolismo no sólo reina en Australia. En los Estados Unidos, el Reino Unido y una larga lista de países europeos, el investigador se enfrentó a la misma creencia.
Y es que al parecer las últimas generaciones de nutricionistas suelen estudiar este proceso enfocándose principalmente en “la molécula que se metaboliza”. En este punto es donde llama a ser más cuidadosos y no dejar de lado un aspecto fundamental.
Además de las comidas y bebidas que ingiere una persona, para estudiar el metabolismo y entender qué sucede con los kilos que se dejan atrás hay que tener en cuenta el oxígeno que es inhalado. Para Meerman, “perder peso requiere desbloquear el carbono almacenado en las células de grasa”.
Y para lograr este aumento de la cantidad de dióxido de carbono, no alcanza con respirar con mayor intensidad -ya que eso sólo puede causar un cuadro de hiperventilación, mareo o desmayo-, sino poner el cuerpo en acción e ingerir menos calorías.
“Cualquier dieta que suministre menos combustible del que quemas, logrará que el truco funcione”, sintetiza.