«Agarró el revólver y los fusiló»: el duro testimonio de la sobreviviente del crimen del Parque
La mujer en situación de prostitución que estaba con el asesino de los policías en 2018 señaló, sin dudar, a Máximo Abraham.
En la primera jornada del juicio por el crimen de los policías Sergio Páez González y Cristian Peralta, un testimonio complicó la situación del imputado, Máximo Abraham.
La mujer trans que estaba en situación de prostitución y que estaba con el asesino en el momento del crimen señaló al imputado, sin dudar, como el autor del hecho.
Su testimonio, sumado a que se encontraron pelos de ella en la camioneta de Abraham, son las principales pruebas en el juicio que busca dilucidar qué ocurrió el 13 de febrero de 2018, cuando los policías que se acercaron a la camioneta del asesino fueron fusilados sin mediar palabra por el conductor del vehículo.
Esta es la transcripción del testimonio:
Testigo: La persona que venía conduciendo me preguntó el precio del servicio y yo le dije cuánto era, qué es lo que quería hacer y me dijo que vamos. Llegamos a la esquina, doblamos hacia el lado de la casa del Obispo Colombres, nos paramos ahí y en ese momento justo llegaba el móvil de la Policía. Nosotros estábamos agachados, digamos con los asientos reclinados y los policías vieron que había movimientos, digamos, adentro de la camioneta. O sea, no había movimientos de violencia, se notaba que había dos personas adentro de la camioneta. Retrocedieron la camioneta y la pusieron de frente a la camioneta en la cual yo me encontraba. Y cuando ellos bajaron…
Fiscala Estela Giffoniello: ¿Usted estaba dentro de la camioneta de quién?
Testigo: De Abraham
Fiscala Giffoniello: ¿Y qué estaba haciendo, por favor?
Testigo: Estaba ejerciendo mi trabajo
Fiscala Giffoniello. ¿Su trabajo de qué?
Testigo: De prostitución
Jueza Alicia Freidenberg: Doctora, por favor
Fiscala Giffoniello: Es que no le entendí bien, no le entendí bien
Testigo: ¡Estaba ejerciendo mi trabajo de prostitución, señora!
Fiscala Giffoniello: Ah. Y ¿usted vio algo más, aparte de estar adentro con él?
Testigo: ¿Cómo?
Fiscala Giffoniello: ¿Percibió algo más adentro de la camioneta, vio algo?
Testigo: ¿Como qué?
Fiscala Giffoniello: No sé, usted me dirá ¿percibió o vio algo adentro de la camioneta?
Testigo: Había olor a marihuana
Fiscala Giffoniello: Había olor a marihuana, ajá ¿y qué más percibió, o vio, o no vio nada?
Testigo: Lo noté nervioso al conductor. Hasta me dio miedo, digamos, la situación; porque trabajo en la noche desde los 15 años y conozco las situaciones de los clientes cuando van en estado alcoholizado o con efectos de alguna droga encima y es medio difícil tratar con ellos. Una no sabe qué puede esperar de una persona que no está en sus cabales
Fiscala Giffoniello: Comprendo, siga por favor, señorita
Testigo: Cuando se para la camioneta de la Policía a la par de la camioneta en la que yo me encontraba, los policías aparentemente vieron movimientos no de violencia, sino se vio que había dos personas dentro. Retrocedieron la camioneta y la pusieron de frente a la que yo me encontraba. Cuando los dos oficiales bajan, con el que yo estaba se bajó, agarró el revólver y… los fusiló. Los mató, directamente, sin mediar palabra. Él me dice a mí ‘bajate, bajate, bajate’. Yo me bajo de la camioneta y él arrancó, me dejó tirada ahí y yo vi cómo uno de los oficiales, no me acuerdo el apellido en este momento, que murió en el momento, cruzaba la calle agarrándose la cabeza y desplomándose sobre la vereda. El otro oficial, creo que es apellido Peralta, se arrastraba de la calle hasta el cordón, hasta la vereda. Y quedó con el cuerpo a mitad del, con la cadera en el cordón de la calle. Y me pedía ayuda. Yo… Mi crianza, el buen hogar que tuve, mis principios, mis valores, como fui criada en un colegio religioso… Yo a la Policía… siempre tuve mala relación con la Policía. Desde que yo ejerzo la prostitución, desde los 16 años. Pero yo a ellos no los vi en ese momento como policías, sino como seres humanos. Y quise tratar de hacer algo. Ya me dí cuenta que el primer agente, Páez, ya se encontraba sin vida. El otro oficial, Peralta, me pedía ayuda. ‘Ayudame, ayudame’ y me preguntaba cómo estaba su compañero. Yo le mentí que el compañero estaba bien para no ponerlo más nervioso. Su compañero ya no estaba en este mundo. El chico este que estaba en el piso me pedía que lo ayude, que llame al 911, al 107 y le digo ‘yo no tengo teléfono’. Y me dice que llame al móvil. Pero yo no sé manejar un handy. Cuando quise sacar el handy, vi un teléfono con una carcasa roja, ya llegaron los otros oficiales. Todos se miraban, nadie entendía nada, cómo podía ser que estaba un oficial muerto y el otro muriéndose ahí y una chica, digamos, como yo, una mujer trans en la calle tratando de ayudar a uno. Es lo que yo viví en ese momento, es lo que mi instinto me llevó a hacer en esa situación. Tratar de ayudar.
Fuente: Los Primeros