De los amigos y el fernet, a “patear cabezas” en UFC: el duro camino de Pitbull Rojo, el argentino que debutará en la meca de las MMA
De Córdoba a Las Vegas. Éste sábado el Pitbull cumplirá un sueño al pisar por primera vez el octágono de la empresa de artes marciales mixtas más importante del mundo y en diálogo con Infobae habló de sus raíces, su trayectoria y su coronación: “Es como jugar en el Real Madrid”
Por Emmanuel Baldo
Latinoamérica sigue marcando territorio en la competencia de artes marciales mixtas mas prestigiosa del mundo. En esta ocasión con el debut del cordobés Marcelo Rojo, que se unirá a un pequeño grupo de argentinos que lograron llegar a la UFC, como Santiago Ponizibbio, Laureano Staropoli y Guido El Ninja Cannetti.
El Pitbull, como lo llaman hace más de 16 años, iba a hacer su presentación en febrero pero un contratiempo hizo que se pospusiera su pelea para este 13 de marzo en donde aseguró que desea “partirle la madre” a su nuevo rival, el canadiense Charles Jourdain.
A la espera de cumplir su sueño, y antes de subirse al octágono del Apex de Las Vegas (EE.UU) el oriundo de Rio Cuarto habló con Infobae sobre sus raíces, los duros momentos que vivió durante la pandemia y su coronación: “Es como estar en el Real Madrid”.
Con una mochila cargada de peleas, Marcelo por fin llegó a formar parte de la compañía más exitosa del planeta. Sin embargo, no fue un camino fácil para el cordobés al que varias veces se le hizo esquiva esta oportunidad por distintas cuestiones.
“Siempre estuve a poco de lograr llegar a UFC, siempre se me escapaba de las manos, por un tema u otro no se daba la oportunidad… por temas contractuales, de visa y demás”, reconoce a Infobae.
En su camino pasó por varias empresas, entre ellas la de The Ultimate Fighter Latinoamérica 3, la cual estaba directamente relacionada con la empresa comandada por Dana White: “Pero tampoco me contrataron y es loco, porque siempre contrataban a todos los semifinalistas. Igualmente creo que eso me preparó para llegar a donde estoy ahora. Creo que las experiencias que vas viviendo en tu vida te moldean para llegar a donde tengas que llegar. La verdad es que si no pasó antes es porque yo no estaba listo. Me voy adaptando, disfrutando el momento y viviendo estas experiencias que son únicas”, asegura el Pitbull y agrega: “Me quiero traer a todos mis amigos, a todos los que me apoyaron desde chico para que vean lo que estoy viviendo porque la verdad es que es esto algo único”.
Sin embargo ahora, y después de que se cancelara una pelea pactada a último momento contra el brasileño Raoni Barcelos (positivo de COVID-19), el luchador de 32 años puede sentirse orgulloso de alcanzar su objetivo cuando éste sábado se enfrente al canadiense Jourdain.
“La gente no lo entiende. Pero para un argentino, esto es como si yo ahora estuviera jugando en el Real Madrid, es exactamente lo mismo. De hecho creo que hasta UFC es una multinacional mucho más grande que el Real”, afirma desde la burbuja en la que se encuentra establecido en Las Vegas y agrega: “Es terrible, es una cosa de locos. Todavía no lo puedo creer. Quiero que mi gente viva esta experiencia conmigo. Estoy super bien y super feliz de estar acá”.
Sobre el hecho de que se haya dilatado su debut, que estaba pactado para el 27 de febrero en el UFC Vegas 20, considera que, “como peleador profesional siempre pasan estas cosas. Uno tiene que mantenerse enfocado y seguir entrenando. Éste deporte es muy raro, no es como los demás y mucho menos como uno que se juega en equipo. Acá las peleas se pueden caer siempre porque es un deporte que tiene mucha demanda física, un montón de veces surgen lesiones… ahora con el COVID es normal que se caigan peleas. A mi en mi carrera se me han caído unas 10 o 12 y tengo como más de 30 así que imaginate…”
Finalmente hará su presentación en el UFC Fight Night 187 Edwards vs Muhammad, cuando se presente en las preliminares ante el canadiense Charles Jourdain (10-3-1) con cuatro peleas en la compañía (1-2-1): “Éste peleador creo que me conviene más. Si va al piso creo que soy mejor que él pero de arriba tiene muchos golpes contundentes y es más fuerte que yo porque es una categoría más arriba, pero estoy listo” (Marcelo entra en la división gallo pero luchará en la sección de peso pluma).
“¡Quiero partirle la madre a este tipo!”, vocifera el Pitbull y asegura que no está ansioso: “Vine a hacer mi trabajo, quiero hacerlo bien y disfrutar. A este nivel y con la experiencia que tengo, ya no siento ansiedad, eso pasa cuando apenas arrancas. Tengo 16 años de carrera. Estoy listo. Esto es un trabajo”.
Desde Córdoba a Las Vegas y en el medio un duro camino que tuvo que transitar durante mucho tiempo para llegar, al punto de haberse instalado en México en donde forma parte del equipo Entram Gym con sede en Tijuana: “Hace cinco años que me fui de mi casa, hace dos que no veo a mi mamá”, se lamenta.
“Ellos están en Rio Cuarto y sólo fui en enero del 2019 a pasar navidad y volví. En cinco años los vi dos veces”, comenta Rojo que, como buen cordobés no puede dejar de hacer mención al elixir sagrado: “Extraño mucho el fernet… a morir”.
“En realidad no al fernet, sino todo lo que conlleva. Nosotros siempre fuimos muy unidos. El fernet, unos mates, el asado… miércoles, jueves, viernes y sábado era estar firme ahí con los míos. Se extraña todo eso, pero como te digo, soy un atleta, maduré y hay que renunciar a algunas cosas para buscar un mejor futuro”, explica.
En tierras cordobesas, Marcelo vivió una infancia y una adolescencia marcada por las peleas: “Pelee toda mi vida. Jugaba al fútbol y peleaba, jugaba al rugby y peleaba, al básquet y peleaba. En el barrio peleaba, a la salida del colegio peleaba. He peleado en luchas ilegales en Argentina, hasta en los mejores eventos de Argentina, Rusia y Brasil”.
“Yo era un peleador de barrio. En Rio Cuarto vivía en el peor barrio pero iba a la mejor escuela, entonces, irme del fondo de Alberdi a la escuela privada… es como que no encontraba mi lugar, porque estaba con los más chetos pero también estaba con la raza”, recuerda antes de soltar una anécdota: “Siempre me hice respetar, mi mamá siempre me enseñó eso. Una vez me acuerdo que me pegaron y mi mamá me dijo: ‘Si no te defendés te voy a pegar yo otra vez’. A mi nadie me amenaza ni me pasa por encima porque así me lo enseñaron y bajo esa regla me mantuve toda la vida hasta hoy. Por suerte tengo talento para esto, algunos nacen para patear la pelota, yo nací para patear cabezas”.
Con respecto a su apodo, el cordobés cuenta que se lo puso su primer entrenador de boxeo: “Él tenía un criadero de pitbulls y como vio que cuando entrenaba era muy agresivo, al punto de lastimar a mis compañeros que hacían de sparrings, me puso ese sobrenombre porque peleaba como un pitbull. Hace 16 años que me dicen así y se me pegó”.
Aunque tampoco le quedaría mal si le dijeran el Velociraptor Rojo ya que en cada festejo por nocaut suele pararse y caminar por el octágono imitando a ese tipo de dinosaurio: “Es un festejo que hago para mi familia por una película. Lo empecé a hacer en mi casa para reírnos entre nosotros jugando con eso y después se fue quedando. En la secundaria me subía arriba de las mesas y lo hacía, en la universidad salíamos, nos emborrachábamos y en la calle hacíamos eso para reírnos con mi gente. La primera vez que lo hice en el octágono me salió para mi familia, para mis amigos y para que sepan que sigo siendo el mismo, no lo hice para que la gente diga ‘Oh, mirá este tipo’ o ‘Mirá este tipo la estupidez que hizo’”.
Así como ahora se ríe y disfruta del momento, hace tan solo un par de meses atrás a Rojo, así como gran parte de la población mundial, le tocó vivir tiempos difíciles producto de la pandemia por coronavirus: “En la cuarentena que no tuve peleas traté de mantenerme fuerte mentalmente y no frustrarme”.
“Éste deporte, además de ser el deporte más hermoso del mundo, es el deporte más cruel, porque acá nos pegan para ganarnos la vida. Es un deporte en el que si perdés te pagan menos a pesar de terminar destruido. Al principio de la pandemia me frustré pero después ordené mi cabeza y trabajé en las cosas que hacían falta”, remarca.
El tema económico lo tocó de lleno, ya que sin peleas no había fuentes de ingreso. Sin embargo, él se las rebuscó y desde su último combate logró salir adelante: “Estuve un año y medio sin pelear y tuve que trabajar de otra cosa para ganar plata. Imaginate que pelee en septiembre del 2019 (Ganó por KO ante Víctor Hugo Madrigal en la compañía Combates América). A mi me gusta mucho dar clases y cuando estaba en México me la pasaba dando clases en un parque. Todos se reían porque yo les decía que estaban en el “Chelo Fight Club”, básicamente me adueñé del parque y a los que me contactaron los citaba allí para darles clases. Así me adapté a la situación”.
De todos modos, durante la pandemia continuó entrenando sin imaginar que UFC llegaría a su vida: “Yo soy un peleador que entrenó todo el año, el año pasado no pelee pero hice seis campamentos. Soy un peleador nato. Hace 16 años que hago esto, pelear para mí es como levantarte a la mañana y tomar café para vos. Yo lo disfruto y amo hacerlo”.
Finalmente, Marcelo Pitbull Rojo alcanzó su sueño: “Vengo de una ciudad de 150 mil habitantes y pensá que, del mundo solamente un puñado de personas hacen MMA y de ese puñado, solo 200 personas están en UFC. Yo estoy logrando algo que es imposible para un chico de Rio Cuarto. Para los peleadores latinos esto es muy difícil, más que para un brasileño, un ruso o un americano, que cuentan con un apoyo gubernamental”.
Es por eso que su objetivo para éste sábado es poder subirse al ring, “patearle la cabeza” al canadiense Charles Jourdain, establecer en su historial lo que sería la primera victoria en UFC y disfrutar del presente que está viviendo: “Estoy feliz de estar acá”.