Descartan un llamado de Casa Rosada a la conciliación por la interna del PJ local

La versión sobre una convocatoria a Juan Manzur y Osvaldo Jaldo fue desmentida desde Casa de Gobierno.

La pelea entre Juan Manzur y Osvaldo Jaldo, que desde marzo divide al oficialismo tucumano, ha desatado una guerra sin cuartel que se dirime en varios frentes, cada uno con su modalidad particular.

Pintadas, afiches, pasacalles, panfletos y memes son parte del combate de guerrillas que se disputa de noche, en las calles de los barrios tanto como en las redes sociales, que replican rápidamente todo lo que se hace.

Los otros escenarios, más abiertos y a la vista de todos, parecen haber sido dejados de lado, un poco por la gravedad de la segunda ola de coronavirus, que impone suspender actos, locros y juntadas de todo tipo, y otro poco por lo que demorará la devolución de los legisladores al informe que presentó el interpelado ministro de Educación Juan Pablo Lichtmajer.

Pero hay un flanco de la pelea que se mantiene abierto y en el que los escarceos son permanentes, y es el que involucra como objetivo de las acciones la búsqueda de un aliado que ambos bandos consideran estratégico: el oficialismo nacional.

No es un secreto que se trata de un círculo de poder tanto o más partido por las internas que el local, con la diferencia de que al menos por ahora, por allá intentan disimular las diferencias todo lo que se pueda para cuidar las formas en medio de la pandemia.

Conocedores de esa división de aguas, cada uno de los contendientes tucumanos hizo su movida, apuntando al que le sugería su olfato como el objetivo más accesible. Los emisarios de Jaldo fueron al kirchnerista Instituto Patria, mientras que el manzurismo eligió buscar el apoyo del Poder Ejecutivo.

Y fueron estos últimos los que obtuvieron los mejores resultados. Contra algunos enunciados y una que otra foto, que fue lo que volvió de Buenos Aires para la Legislatura, Manzur se pasó una semana recibiendo a funcionarios de primer nivel, concentrando lo más fuerte para el jueves.

Mientras en el Parlamento Lichtmajer promediaba una agotadora exposición, el jefe de Gabinete nacional Santiago Cafiero ungía a Manzur como el conductor indiscutido de la provincia y el partido, a lo que el ministro del interior Wado De Pedro agregaba una frutilla inesperada hasta por los más cercanos al gobernador: nada menos que la bendición de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Del otro lado acusaron el golpe. Cuando al día siguiente Jaldo convocó la segunda conferencia de prensa en pocos días, antes de mostrar a su nueva aliada, la ex intendenta Patricia Lizárraga, tuvo que hacer referencia a la visita de los funcionarios nacionales, que agradeció como un aporte a toda la provincia, tratando así de restarle peso al espaldarazo que recibió su enemigo de 25 de Mayo y San Martín.

Pero ahora, con el correr de los días, todo indica que en el espejado búnker del jaldismo juzgaron insuficiente el intento de neutralizar el apoyo político de la Casa Rosada a Manzur, convirtiéndolo en un gesto altruista para todos los tucumanos.

Fue así como nació la teoría de una intervención directa de la Nación para terminar con la interna, ante el temor de que la pelea comarcana pusiera en peligro alguna banca de las que estarán en juego antes de fin de año, en un contexto electoral complicado para el oficialismo federal, para el que cada escaño se cotiza en oro.

Consistiría según la versión que comenzó a rodar en los alrededores de la plaza Urquiza, en una convocatoria a Manzur y Jaldo (lo ideal sería juntos pero por todo lo vivido ya no se puede descartar que sea por separado), para que ante el mismo Alberto Fernández, se comprometan a ponerle fin a la interna, por lo menos mientras afecte la gobernabilidad y el futuro electoral del peronismo.

Sería, en caso de concretarse, un escenario ideal para el jaldismo, ya que de concretarse estaría poniendo en pie de igualdad a ambos ante las autoridades nacionales.

Pero varias fuentes de Casa de Gobierno consultadas por Los Primeros, aseguraron que dicha convocatoria de la Nación nunca se produjo ni se mencionó siquiera, durante la visita de los ministros la semana pasada.

Es más, según uno de los consultados, aún después de la partida, los mensajes que llegaron desde Buenos Aires al palacio gubernamental tucumano fueron tranquilizadores, toda vez que le ratificaron que el voto de confianza de Cafiero y la infidencia de Wado De Pedro en diálogo con Mariana Romero, no fueron frases de ocasión, sino más bien mensajes políticos con más de un destinatario.

En 25 de Mayo y San Martín están tan seguros del aval presidencial y de la claridad con la que se transmitió, que hasta se atreven a dudar de que haya más interpelaciones, como dejaron entrever luego de los del jueves algunos legisladores afines al vicegobernador.

Y si después del mensaje, implícito en la presencia de los principales funcionarios políticos de Alberto Fernández, desde la Legislatura insisten con esa clase de movidas, en el manzurismo no descartan que las próximas visitas sean en otros términos, ante el peligro de que una interna a destiempo complique la conformación del Congreso, crucial para encarar la parte decisiva del actual mandato.

Fuente: Los Primeros

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: