Día mundial del Párkinson: Hallan una vía para detener la progresión y revertir sus síntomas
Una investigación liderada por el grupo de Enfermedades Neurodegenerativas del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha hallado en modelos de ratones una vía para detener la progresión de la enfermedad de Parkinson y revertir su sintomatología.
El estudio, dado a conocer este miércoles, coincidiendo con el Día Mundial del Parkinson, demuestra por primera vez que la sobreexpresión del factor de transcripción TFEB en neuronas dopaminérgicas tiene un efecto neurotrófico y neuroprotector en ratones de laboratorio con Parkinson e incrementa las enzimas que sintetizan la dopamina.
Según el trabajo, que publica la revista Molecular Therapy, con estos resultados se abre una vía para frenar la enfermedad porque se podrían restablecer las neuronas dañadas.
“El efecto neurotrófico no solo es capaz de prevenir la muerte neuronal, sino que también es capaz de rescatar neuronas que han quedado afectadas por la enfermedad”, ha asegurado el investigador del VHIR Jordi Bové, responsable del estudio.
Según el investigador, las neuronas que sufren una disfunción, una atrofia, con la sobreexpresión de TFEB recuperan su tamaño normal y su funcionalidad.
Y con eso, “sumado a que la sobreexpresión de TEFB es capaz de incrementar los niveles de dopamina, tenemos un efecto triple: neuroprotector, de neurorrescate y de restablecimiento de los niveles de dopamina”, ha añadido el especialista.
La enfermedad de Parkinson cursa con un déficit lisosomal y una acumulación de agregados proteicos.
“Es muy importante establecer estrategias neuroprotectoras que detengan la progresión de la enfermedad”
Conociendo que TFEB coordina la expresión de proteínas involucradas en los lisosomas y en la degradación de autofagia, los investigadores testaron esta estrategia descubriendo que el efecto neuroprotector de TFEB iba más allá del efecto de activación del sistema autofágico lisosomal.
De este modo, comprobaron que “la sobreexpresión de TFEB en neuronas dopaminérgicas comportaba un efecto neurotrófico, es decir, un efecto a nivel de crecimiento neuronal, de la activación de vías de supervivencia y de los mecanismos antiapoptópicos“, según Bové.
“También hemos visto que TFEB no sólo incrementa las enzimas involucradas en la síntesis de la dopamina, sino que también aumenta la cantidad de dopamina que se puede liberar”, ha especificado Bové.
Según el médico, “estamos hablando de una estrategia neuroprotectora y también de una estrategia para restablecer los niveles de dopamina. Y este efecto es muy importante en el control de la sintomatología de la enfermedad”.
Como aún se desconoce la causa exacta por la que mueren las neuronas en la enfermedad de Parkinson, el tratamiento farmacológico se basa en el restablecimiento de los niveles de dopamina.
A pesar de que permite revertir inicialmente la sintomatología (disminución de los movimientos, inestabilidad postural, temblor en reposo, etc.) llega un momento en que deja de funcionar y aparecen otras complicaciones.
“Por eso -según Bové-, es muy importante establecer estrategias neuroprotectoras que detengan la progresión de la enfermedad”.
“Nosotros planteamos la sobreexpresión de TFEB como una estrategia que se puede trasladar a la clínica porque hemos visto que funciona en Parkinson de ratones. La proponemos como alternativa a los factores neurotróficos, ya que podrían evitar los motivos por los que estos fracasan. Aunque no se descarta la terapia génica para conseguir la sobreexpresión de TFEB, nosotros apostamos por la activación farmacológica”, ha concluido Bové.