Hoy Lorena, sus hermanos y su madre viven humildemente en España y Martins, en cambio, continuaba manejando sus prostíbulos en la Argentina y en México. A lo largo de años llevó chicas engañadas a Cancún, les prometían ser únicamente bailarinas o mozas, pero allí les ejercen una tremenda presión para acepten los contactos sexuales. En ese marco, Martins parecía un intocable, hasta que lo detuvieron ayer. De todas maneras habrá que ver cómo continúa la historia: la mafia de la trata de mujeres tiene tremendas conexiones y no faltan los que dicen que sigue siendo intocable y será difícil extraditarlo a la Argentina.