Jeanine Áñez, una figura de controversia política
Por Tec. Gabriel Alejandro López Pepa
Jeanine Áñez, actual presidenta del Estado Plurinacional de Bolivia, nació el 13 de junio de 1967 en la población de San Joaquín en el Departamento del Beni. Comenzó sus estudios escolares en 1972, en una escuela rural denominada «21 de agosto» de formación solo para niñas. Su madre llegaría a ser directora de esta pequeña unidad educativa. Se graduó como bachiller en el año 1984 en su localidad natal.
En 1993, su esposo ingresó a la política como concejal del municipio de Trinidad en representación del partido Unidad Cívica Solidaridad (UCS), perteneciente en ese entonces al líder político Max Fernández Rojas. En las elecciones municipales de diciembre de 1995, Tadeo logró salir elegido como alcalde de la ciudad de Trinidad para el periodo 1996-2000, nuevamente representando a la UCS.
Jeanine Áñez ingresó a la política boliviana a partir de 2006, cuando en julio de ese mismo año participaba en las elecciones para asambleístas constituyentes que tendrían como objetivo redactar la nueva Constitución Política del Estado de Bolivia. Con tan sólo 39 años de edad, Jeanine Áñez logró salir elegida como asambleísta constituyente uninominal por la Circunscripción 61 en representación del partido Poder Democrático Social (PODEMOS), el cual era liderado en ese entonces a nivel nacional por el líder político Jorge Tuto Quiroga Ramírez.
En diciembre de 2009, Áñez participó en las elecciones nacionales de ese año, en donde logró salir elegida como senadora por el Departamento del Beni en representación de la alianza política Plan Progreso para Bolivia-Convergencia Nacional (PPB-CN), la cual estaba liderada por Manfred Reyes Villa. Áñez estuvo como senadora en la Asamblea Legislativa Plurinacional desde el año 2010 hasta 2015.
En octubre de 2014, Áñez participa nuevamente en las elecciones nacionales logrando volver a salir elegida nuevamente como senadora por el Departamento del Beni en representación de la alianza política Unidad Demócrata (UD), dicha alianza estaba liderada por Samuel Doria Medina. A pesar que el periodo legislativo de Jeanine Añez terminaba oficialmente el año 2020, Áñez tuvo que renunciar a su cargo en noviembre de 2019 para asumir la Presidencia de Bolivia de una forma que hasta el día de hoy se considera como vergonzosa y fraudulenta.
El 11 de noviembre de 2019 tras la ejemplar renuncia del presidente Evo Morales Aima, el vicepresidente Álvaro García Linera, la presidenta del Senado Adriana Salvatierra y del Presidente de la Cámara de Diputados Víctor Borda, Áñez anunció que estaría dispuesta a asumir provisionalmente la presidencia del país.
El 12 de noviembre de 2019, en una corta sesión legislativa sin quórum y considerada como fraudulenta, Áñez se proclamó a si misma presidente interina del Estado, alegando una supuesta sucesión constitucional, basándose así en un pronunciamiento de ese mismo día del Tribunal Constitucional a favor de la “inmediatez” de la mencionada sucesión, sin necesidad de recurrir a alguna ley ni resolución del Legislativo. Áñez obtuvo el voto favorable de los partidos opositores, una tercera parte del Parlamento, mientras que el Movimiento Al Socialismo (Con amplia mayoría), no participó en la votación rechazando la sucesión.
Tras su juramentación avalada por las Fuerzas Militares y en una fotografía que puede considerarse la de los peores momentos vividos en Latinoamérica tras el Plan Cóndor orquestado por Estados Unidos en los años 70 del Siglo XX, Áñez se dirigió al Palacio de Gobierno, acompañada de una biblia, entonando después el himno nacional. Ya en el palacio, ofreció declaraciones desde el balcón presidencial, portando la banda presidencial. Poco tiempo después de su investidura, el Tribunal Constitucional Plurinacional reconoció a Áñez como la presidente constitucional de Bolivia, en contraposición a su autoproclamación, el cual señaló que “el funcionamiento del órgano ejecutivo de forma integral no debe verse suspendido, por lo que el siguiente en la línea sucesoria asume «ipso facto» la presidencia”. De esta manera, se convirtió en la segunda mujer jefa de Estado en la historia boliviana, luego de Lidia Gueiler Tejada.
El 13 de noviembre la expresidenta del Senado boliviano Adriana Salvatierra desconoció la proclamación de Áñez como presidente, y afirmó todavía estar en funciones como presidente de la cámara alta, a pesar de haber dimitido tras estar bajo una supuesta presión de grupos opositores para hacerlo, renuncia que no ha sido tomada por el pleno del Senado para que se hiciese efectiva.
El 20 de noviembre de 2019, el gobierno interino presentó un proyecto de ley destinado a forjar un camino hacia nuevas elecciones. Luego del debate en las dos cámaras sobre la ley, se acordó por unanimidad la anulación de los comicios del 20 de octubre y el nombramiento de una nueva junta electoral dentro de los 15 días de su aprobación, allanando el camino para una nueva votación.
El proyecto de ley fue aprobado el 23 de noviembre; También prohibió a Morales participar en las nuevas elecciones. A cambio, el gobierno de Áñez acordó retirar a las fuerzas armadas de todas las áreas de protesta (aunque ya las mismas habían hecho mucho daño en la sociedad boliviana con fuertes represiones y violencia y también a algunos militares se les permitía quedarse en algunas empresas estatales para «evitar el vandalismo»), se revocó el decreto que otorgaba inmunidad al ejército contra el enjuiciamiento penal, y se liberó a los manifestantes arrestados pro-morales, se estableció la protección a los legisladores y líderes sociales de los ataques y se brindó compensación a las familias de los fallecidos durante la crisis.
El 31 de diciembre de 2019, su gobierno emitió a la Asamblea Legislativa Plurinacional del país para su aprobación un proyecto que establece el debate público y obligatorio entre los candidatos a la presidencia y vicepresidencia en el marco del proceso preelectoral. El proyecto, que modifica la Ley 026 del Régimen Electoral boliviano, también prevé que los debates sean transmitidos de manera obligatoria y en directo por los medios de comunicación estatales.
Áñez la anti-populista latinoamericana
El gobierno interino de Áñez es afín a los Estados Unidos y contrario a todos los gobiernos populistas latinoamericanos y ha denunciado la «influencia extranjera» en el país desde que asumió el poder, nombrando a colombianos, peruanos, cubanos y venezolanos en diferentes momentos. Su gobierno culpó a los extranjeros por provocar enfrentamientos violentos durante más de un mes de violencia postelectoral en Bolivia que dejó a decenas de muertos. La policía arrestó a un ciudadano argentino en la provincia oriental de Santa Cruz de la Sierra, ex miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Recientemente, en la ciudad de El Alto, detuvieron a cuatro cubanos y los entregaron a la policía bajo denuncias de que estaban “pagándoles” a simpatizantes del MAS, para que protestaran violentamente en las calles contra el gobierno interino. Los sospechosos dijeron que tenían ese dinero para pagarles a los médicos cubanos que cumplían misión en Bolivia. Horas más tarde la jefa de la brigada médica cubana en Bolivia, Yoandra Muro fue detenida, pero sería liberada tiempo después.
La consecuencia del accionar del gobierno de Áñez fue que el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, anunciara la salida inmediata de los 725 miembros de la Brigada Médica Cubana destinados en Bolivia y justificó la decisión por motivos de seguridad. Díaz-Canel denunció el «acoso, expresiones anticubanas, odio y maltrato» al que son sometidos los médicos cubanos que prestaban servicio en Bolivia.
El ministro de salud de Cuba, José Ángel Portal, calificó a las autoridades bolivianas como “golpistas”, y aseguró que mentían en lo relacionado con la titulación de los cubanos acusados de no ser médicos. Bolivia cortaría relaciones con Cuba el 24 de enero de 2020, tras acusar a la isla de afectar de manera sistemática la relación bilateral basada en el respeto mutuo, los principios de no injerencia en asuntos internos, la autodeterminación de los pueblos y la igualdad soberana de los Estados.
Como era de esperarse, Áñez reconoció al venezolano Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela en la crisis presidencial venezolana de 2019, 24 horas después de asumir el cargo. Su gobierno interino también cortó las relaciones diplomáticas con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro (Legitimo Presidente de Venezuela), dando a sus diplomáticos 72 horas para abandonar el país. Áñez también pidió a Guaidó que designe al nuevo embajador venezolano en Bolivia, «que sería reconocido de inmediato por el gobierno.
El Gobierno de México otorgó el asilo político a Evo Morales, quien renunció a la presidencia de Bolivia presionado por las Fuerzas Armadas en un Golpe de Estado escandaloso. Tras obtener permiso de las autoridades bolivianas para la entrada del avión mexicano de salvoconducto, el expresidente Evo Morales tocó suelo mexicano alrededor de las 11:09 horas en el tiempo local.
El 14 de noviembre de 2019, Áñez indicó que Morales se ha encargado de hacer descalificaciones desde su llegada a territorio mexicano. El gobierno de Bolivia, amparado en el tratado internacional de Montevideo, suscrito por Bolivia, acusó al expresidente Morales de avivar las protestas desde su exilio en México en contra del gobierno interino, quien anticipó que haría una presentación a la administración de Andrés Manuel López Obrador. Ante el señalamiento, la Secretaría de Relaciones Exteriores aclaró que México no es parte de dicho tratado y subrayó que la libertad de expresión está garantizada en el artículo 6 de su Carta Magna.
Las tensiones en las relaciones bilaterales entre Bolivia y Argentina comenzaron poco después del inicio de la gestión de Jeanine Áñez al frente del Poder Ejecutivo. Un grupo de periodistas argentinos pertenecientes a A24, Crónica TV, Telefé Noticias y TN se trasladó a Bolivia a los fines de desarrollar su tarea profesional. En diferentes situaciones, los periodistas fueron amenazados, agredidos y perseguidos.
A través de las redes sociales, Áñez emitió comentarios hacia los pueblos indígenas que han sido descritos como «racistas» por The Guardian, «anti-indígenas» por Agence France-Press, y «provocativos» por The New York Times. En Twitter, Áñez había calificado a la celebración del Año Nuevo del pueblo aymara como «satánica» y dijo que «nadie puede reemplazar a Dios», y habría implicado que los indígenas no eran genuinos por usar zapatos.
Entre tantas malas relaciones con los países del mundo entero y una asunción que muchos consideran como la de un gobierno de facto, Áñez siempre se encuentra en el ojo de la tormenta en cuanto a opiniones respecto de su figura. Polémica y escandalosa, su imagen negativa fue puesta más de una vez de relieve y en muchas ocasiones catalogada de antipopular.