«Kevin, Crandall y Pino»: perfumes, boliches y la foto furor de Miguel Martín

El Oficial Gordillo volvió a romper las redes sociales con un viaje imperdible a la nostalgia que compartimos muchísimos tucumanos: jeans nevados, botas texanas, collar de hueso, camisas Calvin Klein, y todo el glamour para ir a bailar a Palladium de Bella Vista o a Trailer de Lules. ¿Y vos? ¿Adónde ibas a bailar? ¿Qué perfume le aplicabas?

Hay olores, aromas, perfumes que quedan grabados a fuego en nuestra memoria. Pateamos una naranja y volvemos a barrio Sur, pasamos por un puesto de praliné y es la infancia, una pescadería siempre será la entrada al Mercado del Norte por calle Junín. O ahora que hace frío y sacamos del letargo una bufanda que conserva la fragancia de una loción, de una colonia, quizás la que usaba tu mamá o tu papá. Y hay veces que simplemente basta con mirar una vidriera y encontrarlos ahí paraditos, uno al lado del otro, uno para cada época o momento, tres desodorantes que retrata Miguel Martín a través del vidrio, cierra los ojos y viaja en el tiempo, a la adolescencia, al secundario (¡cómo nos perfumamos para ir al colegio, chango!), a las cenas de egresados y a los boliches.
Uno anda caminando por las calles cuando de pronto huele algo que no había olido en años, o comparte unos minutos en el ascensor con un extraño, pero su perfume no es extraño. Lo dice la ciencia: inmediatamente tu mente regresa en el tiempo y una memoria quizás olvidada se presenta. Cuando recordamos algo desencadenado por un aroma estamos experimentando una memoria autobiográfica evocada por un olor. Esto se debe a que el olfato y la memoria están ligados en el cerebro. Estudios han mostrado que las memorias detonadas por los aromas, a menudo son más fuertes que aquellas evocadas por sonidos o imágenes y regularmente son de tu infancia, antes de los 10 años. Ésta es la razón por la que el aroma de un tatín, de una mielcita, de una arenita, de una gallinita o de un juguito escarchado te lleva de vuelta a tus días en la escuela primaria.
Miguel Martín interpreta la tucumanidad a través de nuestras calles y quienes la transitan: estudia cómo hablamos, cómo comemos, cómo tomamos, cómo gritamos, qué nos ponemos, qué escuchamos y también qué olemos. En una esquina al azar encuentra un gancho para un sketch o simplemente para publicarlo en las redes sociales. Y eso es lo que hizo el actor tucumano que interpreta al Oficial Gordillo cuando vio a Kevin, Crandall y Pino Colbert, tres desodorantes que lo acompañaron siempre:
“Mis compañeros de toda la vida: KEVIN: Año 1995 de pelo largo hasta los hombros símil Ricky Martin. Me lo mojaba y salía hecho una furia al boliche con mi camisa marca Club Ken, collar de hueso, pantalón Blanco marca montana Wrangler y mis botas texanas… Obviamente mi aroma era de Kevin deodorant spray pour home”.
“CRANDALL: año 1992 de uso diario para ir a la escuela Normal de Monteros. Me clavaba mi campera inflable, pantalón nevado y zapatos Kickers. Cuando subía al transporte interurbano llamado “El Trébol” la gente corría hacia el fondo como si yo fuese a patear un córner”.

“PINO COLBERT: lo usaban solo la gente de ELITE: dotores, abogados y enginiers… no lo usaba casi nunca, solo para eventos especiales, por ejemplo: para colarme al 15 de la hija de Don Pepe del frigorífico más importante del universo o cuando me iba a bailar a Palladium de Bella Vista o a Trailer de Lules y no me conocía nadie (porque era el forastero de Famaillá). Ahí usaba esta selecta fragancia que me ponía en el Top 5 de los millonarios famaillenses sin tener un cospel en el bolsillo. Gracias KEVIN, CRANDALL y PINO COLBERT”.
La publicación que hizo viajar en el tiempo a muchísimos tucumanos y tucumanas no quedó ahí: Miguel Martín subió una foto de su cena de egresados efectivamente con las mechas noventosas, los molestos atrás, de moño y el recuerdo: “En mi cena de egresados tengo que confesar que además de alquilar el smoking en Casa Márquez, usé Colbert Noir y llegué al salón en mi Zanella 50 a pedales con el broche de la ropa puesto en la botamanga del pantalón, para que no se me ensucie con grasa de la cadena de transmisión. El perfume Colbert Noir (Nuar) se confundía con el olor al litro de mezcla súper que le ponía a la Zanellita, el pelo lo tengo así porque me hice un baño de crema con un producto llamado 919 de Tortulan. (Perdón por esta semana de nostalgia. Con esto damos por terminado el tema. Se finí)”, cierra Gordillo, pero en el tucumano no queremos que se termine el tema: vos, ¿qué perfume te ponías? ¿Adónde ibas a bailar? Mandanos fotos. Te leemos. ¡Y que se haga agua el picolé!
funete: el tucumano

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