La actividad en recesión Por la sequía y la devaluación, la economía cayó fuerte 6,7% en junio

En lo que va del año se registra una contracción de 0,6% según el Indec. Para julio los privados relevaron una caída de 1% y esperan que el mejor desempeño del agro modere la recesión.

Rosario, 15 de Junio de 2017
Un paro por tiempo indeterminado rige desde este miércoles en los puertos del cordón industrial. No hay actividad y los ingresos a las terminales estaban bloqueadas. Los trabajadores del Complejo Oleaginoso Portuario Agroexportador exigen mejoras salariales, a través de la actualización del Convenio Copa.
Unos 4 mil portuarios, vigiladores, de carga y descarga, gastronómicos, empleados de marina mercante, marítimos, recibidores de granos, empleados de comercio, patrones de cabotaje, y camioneros que presten servicios en el complejo que se extiende desde San Lorenzo a Timbúes, realizaban una medida de fuerza por la que se impedía el movimiento de un centenar de barcos en la región.-
Foto: JUAN JOSE GARCIA

 

En junio, la actividad económica se desplomó como no lo hacía desde hace casi 10 años. El estimador mensual de la actividad económica (EMAE) que difunde el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), marcó una caída del 6,7% respecto al mismo mes de 2017. Así, este indicador desestacionalizado, se contrajo 1,3% respecto de mayo de 2018 y, en el período acumulado del año, mostró una merma del 0,6% respecto del mismo lapso del año pasado.

La contundencia de la contracción de la actividad se explica por los impactos de la sequía y de la crisis cambiaria que pegaron de lleno en el segundo trimestre. Así, la recesión empezó a contagiar a todos los sectores: 10 de las 16 ramas económicas mostraron números en rojo.

Según los economistas las consecuencias van a persistir al menos hasta el tercer trimestre. Inclusive, ayer, el Presidente Mauricio Macri salió a decir que el escándalo de los cuadernos (de las coimas) profundizaría aún más la recesión económica.

La consultora ACM, que dirige el economista Javier Alvaredo, precisó en un informe que: «en caso que la economía se mantenga en este nivel, la variación para el total 2018 sería de una contracción de 1,8%». Y confirmó que «hay un techo para la actividad de -1% para este año». También la consultora LCG, consignó que, «si la actividad dejara de caer en julio y se estancara en el nivel de junio hasta diciembre, el PBI promediaría una caída de 1,8% interanual este año.

Quien salió a mitigar el impacto de esta fuerte caída de la economía fue el ministro de Economía, Nicolás Dujovne. Ayer a la mañana, en la reunión de Gabinete buscó tranquilizar al presidente  Mauricio Macri, advirtiéndole que «no habría una caída estrepitosa». Según Dujovne, la «contracción» sería «leve». Partiría de 0,5% pero no llegaría a un punto, según sus previsiones. Horas después se conoció el dato oficial.​

La caída del 6,7% fue mayor que la esperada. De acuerdo con la información del INDEC, las ramas de mayor incidencia en la contracción interanual del EMAE -durante junio- fueron:  “Agricultura, ganadería, caza y silvicultura”, “Industria manufacturera” y “Comercio mayorista, minorista y reparaciones”.

En contraposición, los rubros que mostraron una incidencia positiva fueron las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, las de intermediación financiera y de explotación de minas y canteras.

A nivel sectorial, por lejos, la caída la siguió liderando el agro (-31% interanual) afectado por la sequía. Sin embargo, «el hecho de que la mayoría de los sectores haya profundizado su baja interanual indica que la recesión se extiende a toda la economía», apuntó Lucía Pezzarini, analista de la consultora LCG. Según su análisis, en junio se destacaron las bajas interanuales del 8,3% en Comercio, -7,5%, en la industria, -6,1% en Transporte y Almacenamiento;  -2,5% en Hoteles  y -0,2% en la Construcción.

De acuerdo con la visión de los economistas, la mejora de la competitividad a partir de la devaluación va a tener beneficios en términos macro a mediano y largo plazo. En el corto plazo, la actividad económica indudablemente se resentirá: la pérdida de poder adquisitivo impactará sobre el consumo; también un contexto de mayor incertidumbre e inestabilidad laboral; las tasas de interés en niveles del 40% reducirán el aporte del crédito; el impulso fiscal será negativo ante la necesidad de cumplir con metas fiscales; y la llegada de inversiones seguiría demorada a la espera de una estabilización económica y política al menos en el corto plazo», estimó LCG.

En el mismo sentido, según la consultora Ecolatina, «las perspectivas de la actividad no son buenas», más aún si se consideran las turbulencias cambiarias que reaparecieron en agosto. Según sus estimaciones, la caída del PBI alcanzará, de mínima, el 1% interanual este año.

Hacia adelante, la estimación del nivel de actividad de julio, según la consultora de Orlando Ferreres, se contrajo 1% respecto a igual mes del año pasado», lo que marca un contraste con el dato de junio. Esto habría ocurrido, en parte, por la moderación en la caída del sector agropecuario. Sin embargo, la consultora advirtió que esta mejora intermensual no implica un cambio de tendencia: «las perspectivas relativas a la actividad siguen siendo modestas, producto de un entorno macroeconómico poco favorable», aclaró.

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