La inflación y las tarifas se consolidan como las principales preocupaciones

Después de una semana en la que el tema ocupó el centro de la escena, y mientrasse mantiene la discusión política en la Casa Rosada y en el Congreso, la inflacióny, sobre todo, la suba de tarifas se afianzan como las preocupaciones más firmes y acuciantes de la ciudadanía.

Algunos encuestadores advierten que el golpe en el ánimo social podría ser mayor en las próximas semanas, cuando las facturas con las últimas subas lleguen a los hogares. No obstante, y en esto coinciden todos, el impacto en la aprobación del Gobierno no será sustancial.

Un estudio reciente de Isonomía muestra cómo el alza de precios y la pérdida de confianza en la política de Cambiemos para contenerla ganaron espacio entre las preocupaciones sociales en los últimos meses.

Entre octubre del año pasado y este mes, el porcentaje de quienes creen que Mauricio Macri va a controlar la inflación bajó drásticamente del 53 al 36. Como contrapartida, la proporción de los que no creen que el Gobierno logre frenar las subas trepó del 42 al 50 por ciento.

La preocupación por la inflación y las tarifas aparece además al tope de la lista de lo «peor» del Gobierno. Y con particular fuerza en el Gran Buenos Aires y la ciudad de Buenos Aires. Mientras que a nivel nacional el 7% señala el alza de los servicios públicos, en la provincia y la ciudad lo hace el 20 y el 18 por ciento de los encuestados, respectivamente.

En la última encuesta de Aresco las tarifas pican en punta con el 48% de las respuestas como el principal rubro en el que los aumentos «generan más problemas» a los consultados, incluso por encima de las alzas en alimentos (24,7%).

«Desde que Macri asumió, la inflación es percibida como el principal problema. Hoy, además hay mal humor económico y fuerte impacto en las expectativas. Siete de cada 10 valoran mal o muy mal la situación económica y el 50 por ciento cree que su situación económica empeoró en el último año», evaluó Federico Aurelio, director de Aresco.

El efecto de la suba de tarifas en la imagen y los niveles de aprobación del Gobierno también está en el radar de los analistas. Mariel Fornoni, de Management&Fit, cree que lo peor todavía no pasó. «El malestar existe, pero todavía no se terminó de sentir. Es más un tema de los medios y del círculo rojo, pero no de la mayoría, que va a sentirlo cuando haga el desembolso, cuando pague los aumentos», analizó.

Juan Mayol, de Opinaia, coincidió con esa lectura. «Tendremos que medir cuando las facturas lleguen a la mayoría. Ahí vamos a tener una idea más clara de cuánto impacta el tema, no antes», aseguró.

Será clave, apuntan los analistas, la medida en que la propuesta de la UCR de prorratear los aumentos mitigue el malestar. El efecto cabal de ese cambio en el esquema original, que Macri debió aceptar por presión de sus socios políticos, todavía no está claro.

Para Lucas Romero, director de Synopsis, hay otro factor que complica el panorama: el hecho de que, aunque la mayoría de las paritarias está resuelta, los aumentos salariales son escalonados y no llegaron del todo a los bolsillos, además de que quedaron por debajo de la inflación proyectada para este año. La suba de precios acumulada en el primer trimestre (6,7%) es casi la mitad de la prevista por el Gobierno para todo 2018 (15%).

La preocupación por la brecha entre los salarios y los precios surge clara en una encuesta reciente de Opinaia. El 45% de los consultados cree que su poder adquisitivo va a reducirse este año y solo un 20% cree que su sueldo va a ganarle a la inflación. «Vemos incertidumbre y frustración porque el Gobierno no logra frenar la dinámica inflacionaria», destacó Juan Mayol, director de la consultora.

También Isonomía detectó cambios en torno a la percepción sobre la capacidad de compra. En octubre pasado decía poder comprar menos que antes el 53%. En abril el porcentaje trepó a 65%.

No obstante, y en este punto vuelve a haber consenso entre los especialistas, el enojo social con el aumento de tarifas no llegará a minar seriamente al Gobierno por dos razones. Primero, porque entre sus votantes la estrategia de repetir hasta el cansancio que las subas son «dolorosas pero necesarias» y que son parte del lastre que dejó el kirchnerismo ha demostrado ser eficaz. O como lo planteó Luis Costa, de Ipsos. «El Gobierno logró un vínculo con la sociedad por el que puede prescindir de la aprobación económica más que otros gobiernos. Tiene el antídoto que es echarle la culpa al kirchnerismo». Segundo porque, por la dispersión opositora, sus detractores «no tienen dónde refugiarse».

Fuente: La Nación

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: