Mate Cosido: el monterizo que robaba a los ricos, ayudaba a los pobres y es una leyenda en toda la Argentina
Tranquilamente podríamos hablar del Robin Hood tucumano, o norteño, al referirnos a Mate Cosido. Su nombre real fue Segundo David Peralta. Nació en Monteros, Tucumán, en 1897, y se lo conoció como un bandido que robaba a los ricos y compartía con los pobres. Pero, antes de dedicarse al delito, fue un obrero gráfico.
Segundo Peralta tenía una cicatriz en la frente, a causa de una herida por la cual tuvieron que cocerlo y hacerle unos puntos. Era muy marcada para quienes lo miraban, una marca distintiva en su rostro. En Tucumán, a la cabeza, también se le dice “Mate”: al tener la cabeza cocida, popularmente se lo llamó “Mate Cosido”.
Presentado así parece una historia más del montón, pero no, Mate Cosido es un ícono histórico dentro de los temas policiales. Su espacio de operaciones no se limitaba a Tucumán, pasó por Santa Fe, Santiago del Estero, Córdoba y Chaco, donde finalmente se convirtió en leyenda, un 7 de enero de 1940, publica el sitio Ser Argentino.
Sus principales objetivos eran las multinacionales, las empresas ricas, las que tenían dinero. Era considerado un Robin Hood porque buscaba reducir al máximo los daños colaterales de un robo. Algunos aseguran que, al asaltar la agencia de Dreyfus de Machagay, Mate Cosido vació la caja fuerte, pero el dinero destinado a los obreros de la empresa quedó ahí.
Esa aparente conciencia social que tenía le garantizó poder realizar sus actos con mayor facilidad y contar con la protección de la gente. Peralta repartía dinero y establecía buenas relaciones con los lugareños. Este paso es propio de las estrategias de las guerras de guerrillas utilizadas por los movimientos revolucionarios. Pero, en este caso aplicado a robos, sin ninguna causa política como principio, al menos no claramente.
Mate Cosido estuvo preso en varias ocasiones, pero la libertad parecía siempre darle una nueva oportunidad. El estar constantemente buscado no lo achicó, pero el camino de Peralta le indicó que su destino siguiente era Chaco. Aún no estaba formada como provincia, sí era un territorio federal, pero representaba un polo importante para atacar trenes, bancos, estancieros y gerentes.
Forestal, Dreyfus, Clayton, junto a Bunge y Born, multinacionales, fueron las principales víctimas de los ataques de Mate Cosido. Algunos, sin ninguna pruebas, deslizan que Gendarmería podría haber sido una fuerza creada por estas empresas. Lo cierto es que la tarea de escapar se volvía cada vez más difícil.
En Chaco, las fuerzas de seguridad tendieron una trampa a Mate Cosido. Un tren llegaba a la estación, Peralta tenía planeado atacarlo, lo que no sabía es que estaba repleto de gendarmes. Cuando Mate Cosido, junto a su socio el “Tata Miño”, detuvieron al tren, recibieron un feroz ataque de Gendarmería. Miño pudo salvarse porque un disparo dio en su mochila.
Pero Mate Cosido fue herido, aunque esto no le impidió seguir. El momento clave, ya sea por el destino o la presión de un gendarme, convirtió a Mate Cosido en una leyenda. Mientras intentaba huir con su pierna lastimada, un gendarme lo tenía en la mira de su ametralladora. El hombre disparó, se sintieron varios ruidos, pero las balas no salieron: había olvidado quitar el seguro. Mate Cosido logró huir.
Algunos sospechan que murió desangrado en los bosques de Chaco. Algunos aseguran haberlo visto por sus ciudades. La realidad es que no hay una certeza sobre lo que sucedió con él. Lo único que se sabe es que atormentó a multinacionales, y se configuró para muchos como un justiciero en lugar de un delincuente.
Quedó en la historia popular como el delincuente que le robaba a los ricos, como un acto de justicia ya que, para él, los verdaderos ladrones eran los ricos.
Fuente: www.contextotucuman.com