Nadal arrasa a Dimitrov y ya está en la final de Montecarlo

Dos torneos rebosan en el palmarés de Rafa NadalRoland Garros, del que ya marca una era en la historia, y Montecarlo, un Masters 1000 que ha hecho suyo. Es el inicio oficioso de la temporada de tierra batida, un termómetro que este año marca máximas: el balear derrotó a Grigor Dimitrov por 6-4 y 6-1 en poco más de hora y media y se plantó en la final dejándose sólo 16 juegos por el camino. En la final, su duodécima en 15 años, se enfrentará a Kei Nishikori, que derrotó a Alexander Zverevi (3-6, 6-3, 6-4). Y del resultado dependerán dos coronas: su undécimo título en Montecarlo y el número uno del ranking.

Sobre la Rainiero III pudo apreciarse el momento exacto en que se quebró la resistencia de Dimitrov. Fue en el último punto del primer set, un intercambio largo en el que Nadal fue socavando la defensa del búlgaro, atrapado en la línea de fondo. Las fue devolviendo con firmeza, como había hecho durante toda la tarde, hasta que en un resto apareció una grieta. Una devolución corta, un revés con apuros, que invitó a Nadal a hundir más el puñal. De nuevo otra derecha incisiva, un resto forzado y el manacorense, martillo en mano, mandó una derecha abierta a la línea para cerrarlo.

Hasta entonces Dimitrov había plantado cara. Le costó entrar en el partido, pero cuando cogió confianza con su servicio y pudo acortar los intercambios, devolvió enseguida una rotura temprana. Jugó como un número cinco del mundo, aunque su especialidad no sea la arcilla, y puso a Nadal en aprietos por primera vez en toda la semana. Había hecho una primera manga notable, pero en el juego decisivo, después de aguantar más de una hora y a pesar de una defensa notable, el manacorense se le echó encima.

En esa derecha de Rafa Nadal a la línea acabó Grigor Dimitrov, que antes de haberla digerido ya se vio de nuevo 3-0 abajo en el marcador. Pero a diferencia del primer set, donde perseveró y niveló el combate, las sensaciones ya eran otras. Empezó a llevarse la mano a la espalda, al hombro, a buscarse síntomas, cuando el principal ya estaba en su cabeza: perdió sus dos primeros juegos al servicio del segundo set sin haber ganado un solo punto. El búlgaro se había venido abajo. A Nadal, con dos breaks en blanco en la mochila, sólo le quedaba poner la firma.

El balear jugará su duodécima final de Montecarlo, coto privado a estas alturas: ganó 10 y sólo ha perdido una, la de 2011 contra Novak Djokovic. Lo hace habiendo perdido sólo 16 juegos en todo el torneo. Sólo en 2010 cedió menos (13). Y lo hace inmerso en la mejor racha sobre tierra batida de su carrera: 34 sets seguidos ganando. Los 20 de Roland Garros en 2017, los seis de la Copa Davis contra Alemania, y los ocho que lleva en Montecarlo, su otra corona.

Fuente: El Mundo

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: